Así como me dejaste sufrí, así como me quisiste me abandonaste y como un muñeco sin vida y sin relleno me dejaste tirada. Sin saber cual era mi propósito si debía moverme o si siquiera podía. Nunca me sentí tan perdida, porque ese era el problema, nunca había sentido, y sin embargo actuaste como si no te importara nada. Actuaste como no merecía que me trataras. Porque no lo merecía, no ahí. No así. No tanto.
El día que me sacaste el alma por la profunda herida que me hiciste en el corazón. Ese día aprendí que el amor duele. Que la vida nunca actúa como debería, según uno quiere. Ese día aprendí a odiar. Ese día aprendí a odiarte.
Gracias por todo lo que me enseñaste. Gracias por lo que me hiciste vivir. Porque me hiciste crecer. Aunque yo hubiera preferido quedarme por siempre en mi ignorancia acompañada de felicidad.
"¿Cómo se puede odiar y amar con todo tu ser a una persona?..." Abzurdah.-
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