jueves, 12 de abril de 2012

Olvidando lo que no olvido. Viviendo sin vivir. Olvidando vivir...

Tengo pocas cosas que contar, casi nada que pensar, poco y nada que sentir, y nada que escribir. 


Es increible como las cosas cambian en cuestión de meses. Y sin embargo, ... Te sigo pensando...




Mientras espero el colectivo aburrida juego con mi nueva tarjeta que reemplaza a las monedas en el colectivo. Sé que el colectivo va a tardar aún más de lo usual, porque lo ví pasar cuando estaba a menos de una cuadra de distancia; asique me decido y voy hasta la próxima parada siguiendo el mismo recorrido. No sé bien si porque no quería quedarme quieta y pensar, o si solo quería caminar. 

Me asomo a la calle, pasa un auto, dos. No viene. Me decido y sigo caminando, siempre con el temor de escuchar el ruido del motor del colectivo detrás mío y tener que correr pasando verguenza, o lo que sería peor, pasar verguenza y aún así perderlo por no llegar a la parada a tiempo. 

Después de un rato de estar esperando el colectivo un auto para en frente mio con las luces parpadeando y el conductor mirandome. Nerviosa, evito mirarlo y trato de concentrarme en la música que escucho y en la tarjeta que tenía en las manos, que de un momento a otro se habia vuelto mucho mas interesante y con muchos detalles que admirar. 

Pasan lo que me parecen horas y sé que el hombre del auto me esta haciendo señas con los brazos para que gire a mirarlo. En mi pecho encuentro una angustia y un vacío que no puedo superar desde mi relación con Nicolás y mi mente vuela; gira hacia lo peor. 

El hombre se paró sin motivos. No habia nadie alrededor, no había gente a quien recojer, una vista a la cual admirar, un paquete que designar, una indicación para ser pedida, ni una razón para ser entendida. Mi mente crea una secuencia de eventos para el próximo futuro que promete sin duda que voy a intentar correr pero no voy a ir muy lejos, el hombre tiene el auto prendido y con las luces puestas, me alcanzaría mas rápido de lo que yo podría gritar. Probablemente después de amenazarme me taparia con algo la boca y me diría que me esconda en el auto. Un secuestro, una violación, un posible asesinato...

Mi mente recorría distintas versiones del triller formado en mi cabeza pero siempre llegando a finales tétricos en donde me encontraban en una zanja medio desvestida y violada o cortada en pedazos y mandada por cartas a  mis viejos para pedir restate. Todos saben que pasan cosas malas en la vida, esta vez me había tocado a mi... O eso pensaba. 

Sin embargo, no corrí, no me escondí, ni miré hacia el lado del auto sospechoso; menos aún a su incomprensible conductor haciendo muecas con los brazos, manos y cara tratando de llamarme la atención.
Muchos dicen que antes de situaciones de extrema adrenalina o antes de morir, pasan muchos momentos de la vida por la mente. Una película haciendo un "final de fiesta" de tu vida. 
Por mi mente solo pasabas vos. 

Por mi mente pasaba el pensamiento de si te enterarías que morí. Si querrías verme, si te dolería o llorarías. Si mi muerte causaría un cierre de mi en vos, o si ni siquiera te acordabas de mi en absoluto. Sé que yo si me acordaba de vos. Yo nunca te olvidé. Yo nunca dejé de amarte. 

Mientras en mi cabeza pensaba mil y una formas en las que podría resultar mi muerte para vos, el conductor se cansó de esperar mi mirada y siguió su camino, con lo que al parecer, era la hudía de mi asesinato y mis trillers que ahora, quedarían inconclusos e insulsos. 

Mi mente llora el no poder descansar. 
Mi corazón se niega a olvidar. 
Mi alma clama por un cierre. 
...


Me pregunto cuánto más podré durar antes de no forzar al destino a complir el final de mis trillers. Cuánto mas podré aguantar el morir para poder descansar en paz. Me pregunto cuánto más, podré aguantar... Sin tenerte.

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